jueves, 14 de julio de 2016

Una medicina llamada ritmo


¿Por qué una sola mañana de baile no debe quedar en… una sola mañana de baile?




El pasado 10 de julio, un grupo de chicas y chicos agrupados en una asociación llamada Fuerza de la Juventud convocó a la población de la ciudad de Piura a pasar una mañana bailando.
Su objetivo era incluir a la gente en una actividad saludable, aunque no ahondó en más razones. Aún así, consiguió que 50 personas, entre varones y mujeres, se integraran a la idea. Además consiguió que Bodytech aceptara monitorearla.

Eso es lo positivo; pero creemos que Fuerza de la Juventud respondió más a la espontaneidad de ‘hacer algo’, por lo que pudimos hablar con uno de sus portavoces, antes que articular un proyecto posiblemente beneficioso para una población con los mayores índices de cardiopatías, diabetes, sobrepeso, depresión y ansiedad.
De hecho, desde que se juntaron, siguen iniciativas aisladas más alimentadas por el entusiasmo –lo que no es malo- en lugar de la planificación estratégica.

Sin embargo, al ser un grupo que apenas está dando sus primeros pasos, tiene la posibilidad de corregir y acoger ideas y especializarse en algunas en particular; y el baile es una de las mejores que se les pudo ocurrir y que deberían continuar de manera articulada, planificada y con metas secuenciales… como el mismo baile y la actividad física en general lo son por definición.



Enseña, evita y cura
A nivel físico, diversas publicaciones tienen el cuidado de separar los aspectos pedagógicos, preventivos y terapéuticos del baile.
Aunque lo usual es que el ser humano tenga la facultad de moverse por reflejo, el baile permite organizarlos para darles un ritmo. Esto significa coordinar el oído y los músculos, eventualmente la vista también. Al programar nuestros reflejos para tener ritmo, desarrollamos memoria auditiva y espacial, y los músculos se hacen más flexibles para responder mejor la próxima vez que sean estimulados a moverse en una o varias direcciones determinadas.

A nivel preventivo, el baile implica sudar, lo que libera toxinas; pero poca gente advierte que el movimiento regula nuestra circulación sanguínea e impacta positivamente a todos los fluídos de nuestro cuerpo. En consecuencia, reduce o controla las condiciones del corazón, mejora la respiración, corrige la postura, evita o reduce el daño de músculos y articulaciones, regenera la piel con mayor rapidez y ralentiza el envejecimiento.

Por lo mismo, y siempre que se cuente con supervisión médica, una vez que estas condiciones han aparecido, el baile ha demostrado ser una terapia favorable para los procesos de recuperación, incluso en condiciones degenerativas como el mal de Parkinson.

“Ayuda a mejorar la respiración gracias a los trabajos que se asen antes y durante un baile, como calentamiento de respiración y de cuerpo ya sea de brazos, abdomen o piernas, y algunos trabajos de concentración de energía, algo parecido a la meditación”, acota Germán Aguirre, instructor radicado en Picsi, Lambayeque.


Actividad integradora
Si los beneficios a nivel físico son significativos, a nivel mental lo son por igual. Desde que el baile es un proceso de aprendizaje, cada logro que consigues te aporta más seguridad, y eso fortalece tu autoestima. Y en este aspecto, eso también implica conocer mejor tu cuerpo y sus respuestas, lo que impacta en quererte más, en apreciarte más.

Partiendo de aquí, al tener a tu cerebro enfocado en bailar bien, lo llevas a un nivel superior que te aleja de cualquier condición mental, especialmente la depresión, no importa si te fue diagnosticada o si posees factores de riesgo que te lleven a ella. Lo mismo con la ansiedad.
Y cuando el baile pasa de ser una experiencia individual a una colectiva, como lo que planteó Fuerza de la Juventud, y bajo un adecuado monitoreo, mejora tus habilidades sociales y estimula valores como la solidaridad, el compañerismo y el respeto.

“El baile grupal tiene demasiados beneficios ya que las personas, al formar un grupo, primero tienen que conocerse para así trabajar bien en conjunto y posterior mente, con el tiempo, ayuda a que conozcan más cosas diferentes: pasos combinados, cargadas y Maniobras”, puntualiza el instructor Germán Aguirre.
Por eso consideramos que una mañana de baile no puede quedarse en una actividad espontánea y aislada, sino que debe responder a un programa frecuente que mejore la salud de cada persona, y que nos reconstruya como una comunidad saludable en cuerpo, mente y espíritu. El desafío queda al voto.

Post-producido por Sheyla Benavente.

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