viernes, 3 de abril de 2015

Armando el huevo




¿Qué fue primero: la gallina o el huevo? No nos interesa saberlo por ahora, pero sí es cierto que los
huevos de gallina son uno de los alimentos más completos que existen, especialmente para quienes seguimos un régimen de ejercicios y dieta.
Desde que es la unidad que permite la formación de un nuevo ser, el huevo es tan rico en términos nutritivos que está al mismo nivel que el pescado, la carne, las menestras y los frutos secos. De hecho, el huevo tiene todas las vitaminas, excepto la C.
Para entenderlo mejor, vamos a estudiarlo desde adentro hacia afuera. Sí, también la cáscara puede consumirse, pero te lo diremos más adelante.

Yema | Hay mucha controversia sobre si consumirla o no en tu dieta. La respuesta es sí, pero no en exceso, y en todo caso personal de salud debe orientarte sobre cuál debe ser tu consumo diario o semanal.
Sin embargo, casi todas las vitaminas, especialmente las del complejo B, están concentradas aquí.
La yema es rica en lecitina (que le da el color amarillo), de la que se extrae la colina, una proteína que mejora la transmisión de órdenes entre el cerebro y casi todos tus órganos, especialmente los involucrados en tu metabolismo de los alimentos. La colina interactúa particularmente con el corazón y el hígado impidiendo la acumulación de grasas o colesterol malo.
(La colina previene la condición de hígado graso y la cirrosis hepática.)
Además mejora la memoria, y se cree que previene males emocionales y conductas psicológicas inapropiadas. Estas mismas propiedades las hallas en el plátano de seda.
La colina también se encuentra en las carnes rojas y en las vísceras animales, así como en la soya y ciertas menestras.
La yema también es rica en vitaminas A y D, que refuerzan tejidos y huesos; además, tiene hierro (favorece la producción de glóbulos rojos), fósforo (estimula la función cerebral), zinc y sodio (mejora la absorción de nutrientes).
Como dijimos antes, la yema es rica en complejo B, pero en particular encontramos a la niacina, la riboflavina y el ácido fólico.
La niacina (vitamina B3),  ayuda al buen funcionamiento del aparato digestivo, la piel y los nervios; pero para efectos de tu entrenamiento, permite convertir todo lo que comes en energía. No debes abusar de ella pues puede degradar tu memoria, producir daño hepático y causarte erupciones cutáneas. Interactúa negativamente con el alcohol, así que no bebas.
La riboflavina,  (vitamina B2) favorece el crecimiento corporal y la producción de glóbulos rojos, que permiten la oxigenación de la sangre y el correcto funcionamiento de todos los órganos de tu cuerpo. Libera energía de los carbohidratos.
El ácido fólico (vitamina b9) permite la formación de proteínas  y hemoglobina, entonces de los glóbulos rojos, como la riboflavina.
Sí es cierto que la yema aporta colesterol, pero es mucho menor al que se cree, por lo tanto los daños potencialess son casi inexistentes, a menos que se consuma en exceso (aún así, sigue habiendo controversia). Insistimos que profesional de salud debe analizar cómo debes consumirla en tu caso particular.

Clara | es la que más consumen los y las deportistas porque es básicamente proteína, y su cantidad de grasa es irrelevante.
La clara es rica en albúmina, mejor dicho en ovoalbúmina, una proteína que permite la distribución proporcional de los fluídos a lo largo de tu cuerpo.
La albúmina se concentra mayormente en la sangre, donde favorece el transporte de nutrientes y hasta medicamentos. En ese sentido, si te estás suplementando, es importante que no te descuides en consumirla.
Como dato curioso, a mayor cantidad de claras, menos calorías. 4 claras de huevo tienen un aporte de 64 contra 72 de una sola; pero, es mejor que especialista en nutrición te indique la porción justa para ti.
Además del huevo, también la albúmina está presente en la leche (lactoalbúmina).

Cáscara |  sí, no leíste mal. también el cascarón del huevo, no importa el color, puede incorporarse en tu dieta. La razón es simple: el calcio, el mismo material del que están hechos tus huesos y tus dientes.
La agricultura orgánica usa la cáscara de huevo como fertilizante debido al calcio, pero a diferencia de la planta, no puedes consumirla tal cual sino que debes pulverizarla para que al ingerirla no te produzcas heridas en el tracto digestivo.
Sin embargo, el calcio (como el hierro) debe consumirse diluído en algún ácido, como el jugo de naranja o la limonada, como nos recomendó un biólogo.
En otros lugares, se está extrayendo el calcio tras dejarlo reposar en vinagre; pero antes de que te pongas a experimentar, conversa con especialistas en medicina interna y nutrición para saber si necesitas un suplemento de calcio (casero y barato, dicho sea de paso), pues también este elemento es el principal causante de los molestos cálculos biliares y renales. Y es que todo en exceso es malo.

Finalmente, hay quienes consumen huevos crudos pensando en que el aporte protéico será mayor. No es tan cierto. El huevo cocido tiene la misma proporción y es más seguro, especialmente en lugares donde las condiciones sanitarias sean pobres o generen desconfianza. Consumir huevos crudos puede exponerte a infección por salmonela, una bacteria que produce diarreas.
¿Y el huevo frito? Depende de con qué lo frías te aportará grasa que, a lo mejor, no necesitas. ¿Tortillas u omelets? ¡Claro! Si los acompañas con espinaca son un alimento que eleva el aporte protéico.

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