¿Qué fue primero: la
gallina o el huevo? No nos interesa saberlo por ahora, pero sí es cierto que
los
huevos de gallina son uno de los alimentos más completos que existen,
especialmente para quienes seguimos un régimen de ejercicios y dieta.
Desde que es la unidad
que permite la formación de un nuevo ser, el huevo es tan rico en términos
nutritivos que está al mismo nivel que el pescado, la carne, las menestras y
los frutos secos. De hecho, el huevo tiene todas las vitaminas, excepto la C.
Para entenderlo mejor,
vamos a estudiarlo desde adentro hacia afuera. Sí, también la cáscara puede
consumirse, pero te lo diremos más adelante.
Yema | Hay mucha controversia sobre si consumirla o no en tu dieta. La
respuesta es sí, pero no en exceso, y en todo caso personal de salud debe
orientarte sobre cuál debe ser tu consumo diario o semanal.
Sin embargo, casi
todas las vitaminas, especialmente las del complejo B, están concentradas aquí.
La yema es rica en
lecitina (que le da el color amarillo), de la que se extrae la colina, una
proteína que mejora la transmisión de órdenes entre el cerebro y casi todos tus
órganos, especialmente los involucrados en tu metabolismo de los alimentos. La
colina interactúa particularmente con el corazón y el hígado impidiendo la
acumulación de grasas o colesterol malo.
(La colina previene la
condición de hígado graso y la cirrosis hepática.)
Además mejora la
memoria, y se cree que previene males emocionales y conductas psicológicas
inapropiadas. Estas mismas propiedades las hallas en el plátano de seda.
La colina también se
encuentra en las carnes rojas y en las vísceras animales, así como en la soya y
ciertas menestras.
La yema también es
rica en vitaminas A y D, que refuerzan tejidos y huesos; además, tiene hierro
(favorece la producción de glóbulos rojos), fósforo (estimula la función
cerebral), zinc y sodio (mejora la absorción de nutrientes).
Como dijimos antes, la
yema es rica en complejo B, pero en particular encontramos a la niacina, la
riboflavina y el ácido fólico.
La niacina (vitamina
B3), ayuda al buen funcionamiento del
aparato digestivo, la piel y los nervios; pero para efectos de tu
entrenamiento, permite convertir todo lo que comes en energía. No debes abusar
de ella pues puede degradar tu memoria, producir daño hepático y causarte
erupciones cutáneas. Interactúa negativamente con el alcohol, así que no bebas.
La riboflavina, (vitamina B2) favorece el crecimiento
corporal y la producción de glóbulos rojos, que permiten la oxigenación de la
sangre y el correcto funcionamiento de todos los órganos de tu cuerpo. Libera
energía de los carbohidratos.
El ácido fólico
(vitamina b9) permite la formación de proteínas
y hemoglobina, entonces de los glóbulos rojos, como la riboflavina.
Sí es cierto que la
yema aporta colesterol, pero es mucho menor al que se cree, por lo tanto los
daños potencialess son casi inexistentes, a menos que se consuma en exceso (aún
así, sigue habiendo controversia). Insistimos que profesional de salud debe
analizar cómo debes consumirla en tu caso particular.
Clara | es la que más consumen los y las deportistas porque es básicamente
proteína, y su cantidad de grasa es irrelevante.
La clara es rica en
albúmina, mejor dicho en ovoalbúmina, una proteína que permite la distribución
proporcional de los fluídos a lo largo de tu cuerpo.
La albúmina se
concentra mayormente en la sangre, donde favorece el transporte de nutrientes y
hasta medicamentos. En ese sentido, si te estás suplementando, es importante
que no te descuides en consumirla.
Como dato curioso, a
mayor cantidad de claras, menos calorías. 4 claras de huevo tienen un aporte de
64 contra 72 de una sola; pero, es mejor que especialista en nutrición te indique
la porción justa para ti.
Además del huevo,
también la albúmina está presente en la leche (lactoalbúmina).
Cáscara | sí, no leíste mal. también el
cascarón del huevo, no importa el color, puede incorporarse en tu dieta. La
razón es simple: el calcio, el mismo material del que están hechos tus huesos y
tus dientes.
La agricultura
orgánica usa la cáscara de huevo como fertilizante debido al calcio, pero a
diferencia de la planta, no puedes consumirla tal cual sino que debes
pulverizarla para que al ingerirla no te produzcas heridas en el tracto
digestivo.
Sin embargo, el calcio
(como el hierro) debe consumirse diluído en algún ácido, como el jugo de
naranja o la limonada, como nos recomendó un biólogo.
En otros lugares, se está
extrayendo el calcio tras dejarlo reposar en vinagre; pero antes de que te
pongas a experimentar, conversa con especialistas en medicina interna y
nutrición para saber si necesitas un suplemento de calcio (casero y barato,
dicho sea de paso), pues también este elemento es el principal causante de los
molestos cálculos biliares y renales. Y es que todo en exceso es malo.
Finalmente, hay
quienes consumen huevos crudos pensando en que el aporte protéico será mayor.
No es tan cierto. El huevo cocido tiene la misma proporción y es más seguro,
especialmente en lugares donde las condiciones sanitarias sean pobres o generen
desconfianza. Consumir huevos crudos puede exponerte a infección por salmonela,
una bacteria que produce diarreas.
¿Y el huevo frito?
Depende de con qué lo frías te aportará grasa que, a lo mejor, no necesitas.
¿Tortillas u omelets? ¡Claro! Si los acompañas con espinaca son un alimento que
eleva el aporte protéico.
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