Cuatro pasos para que el Perú camine a la excelencia
deportiva
Por Nelson Peñaherrera C. Fotos por Estany
Tineo.
Hace unas tres décadas, el Comité Olímpico Peruano comenzó a recibir
especialistas deportivos de Cuba para incrementar nuestro rendimiento en
diversos eventos.
Como parte de esa tradición, hace cinco años que René
Baró Suárez, 56, máster por el Instituto
Superior de Cultura Física Manuel Fajardo de la Universidad de La Habana,
llegó a nuestro país siendo inicialmente asignado a Tacna, pero hace un año que
lo tenemos por Piura.
Uno
de sus retos es descubrir y entrenar nuevos talentos del tenis de mesa en La
Unión (Bajo Piura), donde ya hay un grupo significativo de niños y niñas en
preparación. “La municipalidad me está dando todas las facilidades”, aclara.
Baró está tratando de introducir el modelo cubano que
le ha llevado a tener éxito en toda competencia deportiva, o al menos la
mayoría de ellas, incluyendo los Olímpicos. “Si tú comparas la cantidad de
medallas que tiene Cuba por habitante contra la cantidad de medallas que tiene
Estados Unidos por habitante, verás que Cuba tiene muchas más acumuladas”, me
explica.
Sin embargo, un primer elemento de resistencia es la idiosincrasia
peruana, que todo lo juzga, que parece cumplir aquello de que el peor enemigo de un peruano es otro
peruano, y una gran ‘habilidad’ para movernos en la informalidad. Y todo
eso afecta el desempeño deportivo.
¿Hay solución al problema? El profesor Baró piensa que
sí y tiene una estrategia que puede funcionar bajo la condición que la
apliquemos de verdad.
1. Construir
una pirámide
En el Perú, la política deportiva más extendida continúa
siendo promover el fútbol y el voley, ignorando que hay más deportes y
disciplinas mejor ajustados a nuestro biotipo
(la configuración general de nuestros cuerpos), en la que destaca nuestra baja
estatura. Curiosamente, ésta sería nuestra fortaleza si nos enfocamos en
resultados exitosos.
“Piura puede ser
un buen lugar para promover los deportes de lucha, como el judo, el karate, o
la lucha grecorromana”, sugiere Baró. “También la gimnasia, el atletismo o el
tenis de mesa”.
La detección del talento debe basarse en pruebas
estandarizadas mundialmente, que hagan de lado los cabildeos, la clase social o
la red de amistades.
“Entonces, una vez que los detectes, ingresarlos a un
Centro de Alto Rendimiento Provincial, donde se les interne para recibir
instrucción académica y entrenamiento deportivo controlado”, explica. “Tiene
que haber uno en cada provincia del Perú”.
Los mejores talentos a nivel provincial pueden ser
promovidos a un Centro de Alto Rendimiento Regional (o Departamental), y
quienes destaquen a ese nivel, llegar a un Centro de Alto Rendimiento Nacional.
“Ahí tienes los tres niveles de la pirámide, y si los
aplicas, verás que el deporte en el Perú mejora un montón”, asegura Baró.
2. El arte del
deporte se basa en su ciencia.
LA tesis que René Baró escribió para graduarse en Cuba
inicia explicando la realidad
bíopsicosocial del deporte, esto es, que obedece a procesos anatómicos y
fisiológicos, que involucra mucho el estado mental de quien lo practica y que
es un elemento integrador a nuestra comunidad.
¿Cuántos y cuántas docentes de educación física o
instructores e instructoras lo saben?”En Piura hay mucho empirismo”, observa
Baró. “es necesario dar seminarios a la gente y hacerle entender que el deporte
obedece a un sistema y una metodología”, señala.
“Los dos problemas más fuertes acá son la poca
motricidad y lateralidad”, manifiesta el especialista, y esto se refleja en que
no sabemos lograr las posturas correctas para practicar cada deporte y…
confundimos frecuentemente izquierda y derecha.
“Por eso es importante la educación en cultura física desde que son chiquitos,
no para que agarren peso, sino para que se familiaricen con los movimientos y
su espacio”, comenta.
El otro aspecto que no se debe perder de vista es la
edad mínima y máxima ideales para iniciarse en cualquier deporte o disciplina.
3. Los y las
mejores deportistas tienen un alto nivel de instrucción.
Para René Baró, buen deportista es antónimo de cabeza
hueca: “Es una persona que debe manejar toda la información relacionada con lo
que practica para que su desempeño sea bueno y sea el mejor”.
El especialista recuerda que en Cuba los niveles de
instrucción académica –como
lo demuestran estudios de organismos internacionales- son altos no solo
enfocándose en las matemáticas y el lenguaje, sino en todas las ciencias y las
artes, de tal forma que la persona tenga amplia cultura y un criterio más
acertado. Y si practica deporte, esto se refleja de inmediato como resultados
excelentes: alta competitividad.
“Los dos componentes básicos de cada deportista son la
instrucción y la comunicación: sabe cómo actuar, sabe cómo expresarse”,
subraya.
Incluso, Baró sugiere que la televisión pública se
convierta en una telescuela que combine criterios escolarizados y no
escolarizados que le permitan a cada persona obtener mejores calificaciones en
sus procesos de graduación.
Por lo tanto, si se sigue explotando la violencia,
seguiremos teniendo un país violento.
También recomienda preferir la Internet como fuente de
investigación antes que de entretenimiento; de lo contrario, seguiremos
teniendo una sociedad que solo consume pero que no evoluciona.
4. Cero actitud
negativa.
Cuenta la fábula que en un balde se pusieron cangrejos
peruanos y en otro cangrejos japoneses. Se les pidió buscar un líder. Los
cangrejos peruanos pugnaban por salir al frente del resto, pero los de abajo
los halaban de las patas, y al final toda la multitud terminaba dando vueltas
dentro del balde. En el caso de los japoneses, uno salió al frente, y el resto
comenzó a seguirlo en fila.
La falta de disciplina, coraje y autoestima son, desde
la óptica de Baró, los factores que impiden
al deporte peruano ser una potencia mundial a pesar de tener mucho
talento.
“Los peruanos ven a un rival más fuerte y de inmediato
tienen una visión negativa de sí mismos, cuando un deportista debe salir a
luchar”, critica Baró.
Y cuando la visión negativa no es autosugerida,
siempre habrá otro u otra compatriota que se encargue de recordarlo. Y de
desánimo en desánimo, no se llega a ninguna parte, como los cangrejos del
balde.
Post-producido
por Sheyla
Benavente
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