Por ChulucanasGym
Arte por Franklin Juárez, exclusivo para ChulucanasGym
¿existe algo peor para una persona que ha
dedicado buena parte de su vida a realizar actividad física intensa? Sí,
existe, y no estamos hablando de ya no realizarla a menudo o del todo, sino de
la consecuencia tras un periodo de inactividad corto o largo: dolores
musculares y articulares.
Dependiendo del tipo de entrenamiento que hayas
tenido, las molestias suelen presentarse usualmente en los costados de la nuca,
los hombros, los brazos, casi toda la espalda (especialmente la región lumbar),
la zona superior de los glúteos (y eventualmente su zona inferior), los muslos,
las rodillas y las pantorrillas (ver las figuras).
Es cierto que los masajes son de ayuda; pero,
¿y si el dolor es recurrente? Muchos seguidores nos contaron que habían
comenzado a sentir particularmente dolores de espalda, y todos localizados en
la zona lumbar. Eso llamó nuestra atención, así que, en el proceso de averiguar
los antecedentes de actividad física, en todos los casos hallamos que
entrenaban pesas, aeróbicos, baile y hasta fútbol.
Todas las personas que nos consultaron no se
conocen y no viven en un mismo punto geográfico, pero teníamos la referencia de
la actividad física intensa, así que nos preguntamos qué pasaría si la
retomaban. Quienes lo hicieron
experimentaron una disminución gradual del dolor, al punto de desaparecer.
“Me dolía hasta cuando descansaba, pero cuando
volví a jugar fútbol, fue cediendo”, nos confió Franklin Juárez (32), en
Tambogrande, Perú, quien además colabora con ilustrar este artículo.
¿Cuál es el principio detrás del alivio? Cuando
practicamos actividad física intensa de forma periódica, sometemos al cuerpo a
una constante renovación de tejido muscular, preparándolo para condiciones de
movimientos más fuertes que el simple caminar o mover extremidades. Entonces,
programamos nuestro cuerpo para que realice esa renovación de manera continua debido
a que cada fibra sufre un proceso de atrofia o modificación que hace más
eficiente el esfuerzo que realizamos.
Si dejamos de hacerlo, esa atrofia regresa
paulatinamente a su estado inicial porque el tejido muscular es elástico. Y
como ya no estamos realizando el proceso voluntario de expandirlo y contraerlo,
éste termina replegándose, enviando un estímulo al cerebro que es interpretado
como dolor. Recuerda que lo mismo sucede cuando te musculas: como la fibra se
rompe, se inflama y usa el mismo sistema de alerta para indicar que algo se
está modificando allí dentro.
Así que nuestras opciones son mantenernos
estáticos o seguirnos moviendo. Si decidimos lo primero, es probable que los
dolores continúen hasta que la atrofia muscular se revierta; si vamos por lo
segundo, la atrofia muscular continúa y el cerebro mantiene la programación de
tener el cuerpo listo para el tipo de actividad que realizamos.
¿Y qué hay del sobrepeso que se experimenta
cuando se deja de hacer actividad física intensa? Debido a que nuestro cuerpo
se programa para asimilar más glucosa, que utilizamos como energía para el
trabajo muscular, como ya no la empleamos como una especie de combustible,
tendemos a acumularla como tejido adiposo. Sin embargo, especialistas en salud
que revisaron nuestro informe negaron una relación entre dolor y sobrepeso.
Aún así, muchos de ustedes que retomaron la
actividad física intensa han reportado que conforme perdían peso, el dolor
disminuía hasta incluso desaparecer. Los especialistas nos explicaron que esa
sensación se debe mas bien a que hemos reactivado el proceso de atrofia para el
que ya habíamos programado a nuestro cuerpo, como lo decíamos más arriba.
En conclusión, si has practicado actividad
física intensa, la dejas de golpe por mucho o poco tiempo y los músculos
comienzan a dolerte, prueba a entrenar otra vez como antes, y es probable que
esa molestia cese. No olvides consultar a tu médico si ésta parece comprometer
otros órganos de tu cuerpo, y nunca te automediques. Mientras seguimos
informando, comparte tu experiencia en los comentarios aquí abajo o en nuestra
cuenta de Twitter.
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