jueves, 30 de agosto de 2018

¡Gracias! Un deportista no solo debe ser bueno en su disciplina; también debe formar una actitud positiva.


Por ChulucanasGym
Modelo y fotografías por Ronald Benites.

Uno de los problemas que enfrentan muchos y muchas deportistas es el anonimato, sea porque no tienen clara una estrategia de imagen y marca personal, sea porque no consiguen atraer la atención de los medios masivos. Y cuando no existes públicamente, ¿quién estará pendiente de las cosas que haces y consigues?

Si estás en ese grupo, tus alternativas son desanimarte o seguir luchando. Si optas por lo segundo, puedes hacerlo desde el resentimiento -actitud que la mayoría equivocadamente adopta-, o puedes hacerlo desde el propio entusiasmo, desde la convicción de que estás superando tus propios límites y que puedes romper marcas.

¿Cuánto tiene que ver todo ésto en un o una atleta? Tiene mucho que ver, porque en la medida cómo vayas educando y desplegando tu actitud, en esa medida sabrás asumir tus resultados e imponerte nuevos retos. Si te mantienes siempre positivo, las victorias y las derrotas te significarán aprendizajes; si, en cambio, tiendes a ser negativo, todo te generará ansiedad y vivirás en un estado constante de frustración.

Por supuesto que tu entorno tiene mucho que ver en la formación de una actitud positiva o negativa, y en ese sentido, debes tener la inteligencia suficiente para darte cuenta cuándo te impulsa y cuándo te hace daño. Dependiendo de la respuesta, debes tener la valentía para dar el paso siguiente, o mantenerte donde estás.

A continuación, algunos consejos que puedes aplicar para ir creando actitud positiva, basados en la experiencia de mucha gente que, como tú, vive con y gracias al deporte, y puede superarse a través de él.

Nada te cuesta ser amable
Dicen que las dos expresiones que abren puertas son "por favor" y "gracias" (no son "jale" ni "empuje"), y ésta es la clave de todo tu éxito: el respeto. En la medida en que tú tratas bien a las personas, las personas te tratarán bien a ti... o al menos la mayoría. 

La amabilidad es la capacidad que tienes de llevar tu vida de buenas maneras, con afecto, haciéndote merecedor o merecedora del cariño del resto. Aunque ser amable se recuerda del mismo modo que ser grosero, la amabilidad predispone favorablemente a las personas para que te escuchen y te ayuden en lo que necesites. Incluso si la persona no tiene bajo su control la capacidad de poder resolver tus problemas, ten por seguro que tu buen trato podría comprometerla para permitirte encontrar una respuesta, una solución, o simplemente para que te haga ese favor que necesitas de la mejor manera posible.

Ser amable también atrae a las personas y les genera interés en ti. Y como deportista, una de las cosas que más debe enfocarte es el respaldo sea por simple aliento, o sea para conseguir diferentes cosas  algo complejas, como un auspicio. También te permite tener ciertas concesiones en los servicios que sueles utilizar. Un o una deportista siempre causa admiración, pero un o una deportista amables siempre serán las personas a las que todo el mundo querrá apoyar en lo que pueda.

Y como siempre, hazlo porque te nace. La gente suele darse cuenta, tarde o temprano, cuando tu actitud es real o cuando solo es un disfraz.



Humilde, pero no tímido
La humildad es el reconocimiento propio de todo lo capaz que eres sin creerte más o menos importante que el resto. Simplemente se trata de cuán grande puedes llegar a ser, y que te ha costado trabajo ir consiguiendo, sin que éso te haga altanero, despectivo o soberbio, que sería su peor extremo opuesto.

El otro extremo negativo de la humildad es la timidez, la sensación que tienes de no merecer lo que has conseguido o el reconocimiento que te dan, y que nace de tu propia inseguridad. Y ésta es la palabra clave de todo este consejo.

Si brillas con tu propia luz (no prestada, no robada), no tengas miedo de que el resto se dé cuenta; simplemente brilla. No cometas el error de apagar ese brillo porque te arrepentirás a la larga, o alimentarás un recelo tonto contra el resto por no darte tal o cual espacio u oportunidad.

El truco está primero en que aprendas a quererte con lo bueno y lo malo que tienes, a reconocer que puedes mejorar lo bueno y corregir lo malo, y sentir orgullo (no soberbia) por cada meta que vas logrando.

¿Recuerdas lo de decir "gracias"? Si te lo reconocen, agradécelo, no te desconcentres de ti mismo y persigue tu próxima meta. Y cuando la obtengas, repite la operación. Y este consejo también aplica para las redes sociales. No importa si tienes muchos o pocos seguidores (lo que es relativo), decirles qué vas logrando y agradecer cuando la gente te lo aprecia, te alimenta el alma y te prepara el cuerpo para ir adelante con mayor gusto.

Y si la gente no te lo reconoce, tómatelo con calma, analiza si se trata de una crítica dura o de simple envidia. En cualquier caso, no dejes que éso te desanime; conviértelo en combustible para continuar hacia el infinito y más allá.

Tu privacidad tiene límites
Toda persona que destaca en cualquier campo de interés público, incluyendo el deportivo, podría generar inquietud y curiosidad. Es natural y hasta es legítimo. La pregunta es hasta dónde pueden llegar esa inquietud y esa curiosidad. Respuesta: hasta donde tú lo permitas.

Establece círculos de acceso a tu vida y otorga a las personas un privilegio de acceso según el grado de confianza que vayas desarrollando con ellas: lo íntimo, que solo te importa a ti; lo privado, que usualmente tiene que ver con tu entorno más cercano; lo público, que puede ser conocido por el resto.

Nunca cometas el error que un círculo invada al otro, porque cuando pierdes el control de los accesos, ni tú mismo te darás cuenta qué corresponde a quién, y en qué momento. sí, así de confuso terminarás.

No des tu confianza total a las personas que se te acercan. en cierto modo, primero estúdialas con cuidado, de ser posible pide referencias confiables a personas que te han demostrado una visión más objetiva, y anda despacio en esos terrenos. Lo mismo aplica para las redes sociales.

Tu entorno no debe ser tóxico
Hablando de la gente que te rodea, un error que solemos cometer es interactuar con personas que nos alimentan tanto el ego que, cuando nos encontramos con personas más juiciosas, creemos que nos están agrediendo. Al otro extremo, tenemos las personas que parecen que nos dan un libro de Aritmética o Álgebra: problemas tras problemas.

Ten la claridad suficiente para detectar cuando tus entornos comienzan a hacerse tóxicos, venenosos, contaminantes. Y cuando las cosas no sean claras para ti, ten el coraje de pedirle a alguien confiable (no de esos entornos) que te ayude a ver la situación, no a que resuelva el problema por ti.

Lo saludable en estos casos es abandonar los entornos tóxicos y migrar a otros en los que puedas crecer en forma equilibrada. Será difícil, pero recuerda que te hiciste para remontar lo difícil, así que tiene que ver más con valor para tomar una decisión radical.

Ésto no solo aplica a las personas sino también a los espacios. Si puedes dejarlos de lado, sería lo más recomendable; si no, adecuarlos de tal manera que, al menos, te provean un lugar tranquilo donde puedas descansar. Igual con tus redes sociales.



Las metas toman tiempo
Todo el mundo te lo repite, pero también es cierto que todo el mundo busca la manera de que ésto se abrevie lo más posible, y ahí está el error. En el esfuerzo de hacerlo todo más inmediato, mucha gente termina quemando etapas y causándose un daño a largo plazo que puede terminar, incluso, con su propia vida.


Acostúmbrate a dar un paso a la vez y a pararte firme cuando lo consigas; entonces, da el siguiente. Aunque la tentación de saltar está presente todo el tiempo, y aunque lo puedas, es mejor seguir paso a paso.

Obviamente que esto significa invertir tiempo más que todo, pero la virtud de todo y toda deportista es la perseverancia, enfocarse en algo hasta conseguirlo. Repasa lo que pusimos sobre ser humilde líneas arriba, por si acaso.

Aquí también es bueno recordar el poder del No, una vez que se compruebe que, efectivamente, la idea o propuesta planteada no es la mejor. Sí, tendrás que desarrollar tu capacidad de analizar las cosas con cabeza fría. Tampoco se consigue de un momento a otro, y puede que te equivoques al inicio. Hazlo, porque de los errores también se aprende, o mejor dicho, especialmente de los errores se aprende.

Diversifícate
Si escuchaste que alguien te aconsejó (especialmente papá o mamá) que tengas en mente algo además del deporte, hazle caso. Recuerda que, incluso si te dedicas exclusivamente a él, el deporte tiene una vida limitada dentro de toda tu vida, ¿y qué harás cuando llegue ese momento?

Varios y varias deportistas poseen una o más profesiones adicionales, que ejercen de manera paralela o una vez que su ciclo ha finalizado. Incluso si has pensado poner tu propia academia, gimnasio o escuela de entrenamiento, ¿no crees que sería útil llevar algún curso de Administración o Contabilidad?

Es recomendable que te profesionalices en el deporte que practicas, y actualmente muchas federaciones a nivel mundial ofrecen cursos y certificaciones oficiales que te dan más peso... profesional, es decir. Además, no es mala idea aliarse con alguna universidad o instituto para crear cursos de extensión que apunten al mismo propósito.

Ahora bien, si tus opciones están fuera del campo deportivo, prepárate para ellas, de tal forma que si las tienes que asumir, lo hagas con la competencia requerida. Ojo que poner en tu hoja de vida que eres deportista calificado, aumenta puntos. Te lo aseguramos.



Cuerpo sano en mente sana
Sí, sabemos que la máxima es al revés, pero en la formación de tu actitud también aplica esta variante. Y es que no solo se trata de que consigas un físico espectacular, sino que éso vaya a la par con saber manejar tus emociones, ir resolviendo adecuadamente tus problemas, aprender a relacionarte positivamente con las personas, y -por qué no- liberarte de prejuicios (ideas anticipadas) y estereotipos (etiquetar a la gente sin conocerla).

Gran parte de tu desempeño físico depende de cuán preparada tengas tu mente. Cuando una de ellas se desequilibra, te desequilibra todo.

Tu trabajo mental no solo pasa por recibir un consejo profesional adecuado y especializado (un psicólogo, y de preferencia deportivo, es recomendable), sino porque también te tomes el tiempo necesario para ir ejercitando tu mente a través de la neuroprogramación o la meditación. Algunas personas preferirán confiar en el poder de la oración, lo que también te permite proyectarte a un plano espiritual: hazlo porque también funciona.

La lectura o hacer otros pasatiempos productivos también ayudarán a que no solo cultives tu mente sino que adquieras nuevos conocimientos que puedes incorporar a la práctica de tu deporte o disciplina. Finalmente, no solo se trata de ser hábil sino sabio.

Si te estresas, pierdes
Como resultado de lo anterior, aprende a detectar cuando tu nivel de tensión aumenta tanto que no solo te afecta mentalmente, también físicamente. Y si te afecta físicamente, tu rendimiento podría decaer. Sin embargo, aprende a trabajar bajo presión. Por éso, los propios deportistas de mayor experiencia aconsejan que te dediques al deporte que más te gusta para que puedas procesar esos niveles de tensión en forma positiva, evitando que te desanimes, lo que sería fatal.



Ríe, canta, baila. Haz algo que te saque de la zona de estrés, que despeje tu mente, de tal forma que te sea fácil retomar la concentración cuando sea necesario. Y aprende que tus tiempos de descanso son para el descanso.

Tu opinión importa... ¡e inspira!
Todo lo que aprendes en tu proceso de entrenamiento, competición, y en general todo lo que rodea a tu vida de deportista puede ser una interesante lección de vida que vaya más allá de lo deportivo. No pierdas la oportunidad de compartir esos aprendizajes con la gente, en especial las nuevas generaciones, las que siempre están buscando un modelo a seguir.

Del mismo modo, te recordamos no perder la oportunidad de usar los medios de comunicación para compartir esos saberes. Aunque éstos podrían estar interesados en el número de medallas o tu próximo evento deportivo, no temas agregar a tus declaraciones algo nuevo que genere titulares destacados. Si tienes dudas al respecto, contáctanos para aconsejarte.

Si te identificas con alguna causa social, no dudes en destinarle tiempo y prestar tu imagen, incorporando tu experiencia como deportista para lograr que más gente adopte actitudes positivas. Desde el lavado correcto de las manos hasta las campañas contra el hostigamiento y la discriminación, siempre hay una causa esperando por ti para darle fuerza.

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