A continuación, algunos consejos que nunca debes olvidar cuando te vayas a ejercitar.
Mente positiva: Piensa en hacer el entrenamiento correctamente, porque en el futuro verás los resultados; nunca pierdas la paciencia porque terminarás tirando la toalla antes de experimentar cualquier mejora en tu estado físico.
Ejercicios de estiramiento y cardiovascular: Para evitar lesiones musculares y obtener mayor resistencia
física. Una lesión es síntoma de negligencia del entrenador, del alumno o de
ambos; una mala circulación sanguínea puede producir problemas cardiacos. Para cada tipo de entrenamiento, hay un tipo de estiramiento. Tu
entrenador debe indicarte el más
adecuado.
Tu historial: Otro punto que debes
conversar con el entrenador son tus condiciones médicas preexistentes que
pueden condicionar tu actividad. ¡Dependiendo de la intensidad del entrenamiento,
puede ser necesaria una consulta con el cardiólogo, especialmente si practicas
deportes de alto rendimiento.
Zapatero a tus zapatos: La única persona que diagnostica estas condiciones médicas preexistentes es el médico. Un entrenador responsable siempre te recomendará estos pasos para no tener problemas que te pueden afectar posteriormente.
Solo hay un líder (y debe ser honesto): Sigue fielmente las indicaciones del entrenador. Si tú quieres
entrenar a tu modo u obtener resultados
rápidos, es posible que te estés equivocando de estilo de entrenamiento. La
solución más inteligente es dialogar con el entrenador y él te dirá cuál es el camino correcto. Si te promete
recetas mágicas en un corto tiempo, desconfía. Un buen entrenador te planteará
resultados a largo plazo.
Precaución ante todo: Si te
pide usar el cinturón, hazlo; actúa del mismo modo cuando te advierta a cerca
de tu seguridad en el gimnasio. Tampoco experimentes nada
nuevo sin supervisión.
Rutina personalizada y progresiva: Todo entrenamiento es personal y comienza de menos a más. Los principiantes comienzan con poco peso; los avanzados pueden levantar más. Si recién te inicias y quieres entrenar como alguien que lleva dos meses, es muy probable que te lesiones. Recuerda que tus condiciones de salud preexistentes pueden condicionar tu ritmo, y que tu rutina solo aplica a ti y a nadie más.
Sin dolor no hay ganancia: Si te
amanece doliendo la parte que has trabajado, es que has trabajado bien tu
músculo; pero este dolor es temporal. Si la molestia persiste,
consulta al médico.
Enfócate: Debes tratar de concentrarte
en el entrenamiento. Conversa menos, entrena más; de lo contrario, tu músculo
se enfriará; no verás progreso. Cuando hayas mejorado con el tiempo, búscate un
compañero que tenga el mismo tiempo y nivel de entrenamiento que tú para que se
apoyen y exijan mutuamente.
Hidrátate: Bebe mucho agua para que tu cuerpo elimine
mejor las toxinas durante el
entrenamiento. Lo ideal es beber al menos medio litro de agua por sorbos cuando se sienta la
boca seca. Tomarla de golpe o con el cuerpo caliente puede provocarte un estado
de choque.
Ropa adecuada: Siempre usa zapatillas altas
que tengan agarre y que no resbalen, usa ropa alycrada especialmente si entrenas
piernas. Si te molesta la lycra, que tu ropa sea elástica y fresca. Tus
hombros y brazos deben estar
descubiertos para que te muevas con facilidad.
Alimentación sana (cero
comida chatarra): Evita las grasas dañinas, consume más productos frescos o
cocidos al agua o al vapor, elimina la sal, los condimentos, reduce el azúcar.
Rechaza alimentos que hayan sido tratados con preservantes químicos, incluidas
las gaseosas (refrescos) y los productos que
hayan sido refinados, como la harina.
Un nutricionista te guiará mejor sobre cómo alimentarte bien.
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