Ya lograste enganchar al entrenamiento y todo indica que no quieres dejarlo… ¿qué viene luego?
¿Los grandes del fisicoculturismo y el fitness comenzaron siendo grandes? Definitivamente no. Aunque no hay una regla general, lo más probable es que hayan comenzado como curiosos, que posteriormente se hayan aficionado al ver los primeros resultados y eso les haya entusiasmado para ir escalando más y más.
Quizás algunos de ellos decidieron ir un nivel superior,
y comenzaron a competir profesionalmente consiguiendo títulos locales, luego
nacionales, luego internacionales. En este punto, es importante decir que tales
logros no fueron fruto del azar sino de un planeamiento estratégico, cuyos
pasos se fueron cumpliendo minuciosamente. A eso se llama establecer y lograr metas.
Si
acabas de entrar al entrenamiento, quizás no lo veas tan claro; si ya llevas
algún tiempo, lo podrías considerar como posibilidad. Pero si sientes que ya
has llegado a un tope, es probable que todo comience a volverse rutinario, sin
mayor expectativa. Y si llegas a aburrirte, lo más probable es que termines
abandonando.
Necesitas una estrategia
La mejor
manera de evitar una deserción en el corto o mediano plazo es ponerte metas o
puntos de llegada progresivos y lógicos a lo largo del tiempo que no solo
signifiquen desarrollo físico sino que sostengan la
sensación de bienestar que ya has conseguido en un primer momento.
Si
tenemos un punto de llegada, por lógica tenemos un punto de partida, y ese es
tu estado actual: cuáles son las medidas actuales de tu cuerpo, cuál es la
dieta que sigues, cuál es tu estilo de vida ahora; incluso, tu estado
de salud. En fin, información de base
sobre la que se pueda construir un plan. El requisito es que estos datos sean
lo más honestos como te sea posible.
A partir
de esta información de base, comienza el proceso de establecer metas
progresivas a corto plazo, mediano plazo y largo plazo. Si tienes la
experiencia suficiente entrenando, tómate todo el tiempo necesario para pensar y
escribir este plan. Si no tienes esa experiencia, siéntate a solas con tu entrenador y comiencen a ponerlo
todo en blanco y negro. Si no tienes confianza con tu entrenador, más
adelante te dejamos nuestros contactos.
Pero no
basta con establecer metas. Para llegar a ellas tienes que tener un conjunto de
acciones secuenciales que te acerquen cada vez más: la estrategia de
entrenamiento. ¿Qué rutina harás el primer mes, qué rutina harás al
siguiente mes, y al siguiente, y así hasta que llegues a tu meta en un tiempo
determinado.
Y
alrededor de la rutina para ejercitarte, cuál dieta debes seguir, qué cosas
debes ajustar en tu estilo de vida y qué indicadores de salud debes tener
presentes. Suena aburrido, pero cuando uno comienza a conocer mejor su cuerpo,
esto se convierte en una tarea fascinante. Míralo de esa forma.
Cuando
llegues a tu primera meta, analiza qué te funcionó y qué no, qué debes
fortalecer y qué debes corregir, vuelve a tomarte medidas, revisar dieta,
verificar tu estilo de vida, monitorizar tu estado de salud. Si todo ello da
resultados positivos, prémiate y comienza a trabajar por la siguiente meta. Si
no lo consigues, sigue luchando y no te rindas.
Más acciones prácticas
Aunque
el entrenador, si lo tuvieras, es la persona preparada para orientarte en el
proceso, te aconsejamos que tengas también un apoyo físico y emocional que te
permita conversar, motivarte, no rendirte. Puede ser un compañero de entrenamiento,
tu mejor amigo, un familiar… alguien a quien puedas recurrir siempre.
Sobre
este punto, como siempre insistimos, no es recomendable seguir la estrategia de
otra persona y aplicarla como si fuese la tuya porque dos organismos, incluso
siendo de la misma parentela, no reaccionan igual.
Siempre
haz el ejercicio de mirarte al espejo a solas y apreciar esos pequeños o
grandes cambios que vas experimentando y a asumirlos como tus logros. Tú mismo
ya nos contarás qué se siente cuando pasas por esa experiencia. Más adelante
te dejaremos las formas de contactarnos.
Y,
finalmente, siempre habrán días en que estamos altamente entusiasmados y otros
en los que no tendremos ganas de hacer nada. Con los primeros no hay tanto
problema; con los segundos, precisamente el reto consiste en sobreponerte al
desánimo y comenzar el entrenamiento. Si te dejas vencer por él, aunque sea un
milímetro, poco a poco irá ganando terreno y te irá derrotando. Y, recuerda, ya
te enganchaste; ahora es tiempo de ir por más.
Puedes
enviarnos tus consultas o comentarnos tus logros e inquietudes escribiéndonos a
nuestra cuenta de Twitter o a nuestro correo
electrónico: chulucanasgym@gmail.com
Las fotografías presentadas en esta historia han sido tomadas de la cuenta del fisicoculturista César Quispe en Facebook.
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