La historia de Brian Panta comenzó quebrando floreros en casa y continúa quebrando su propio récord a nivel mundial a pesar de un apoyo escaso.
Esta es la historia de un verdadero campeón. Un
adolescente piurano que ha salido adelante venciendo a muchos adversarios.
Cuando comenzó tenía 14 años, pero
hablaba con la madurez de un joven de 18, aunque por momentos dejaba notar sus
aires de niño que se divierte jugando con sus hermanos menores o escuchando la
música de su mp3.
Jorge Brian Panta Herreros (Piura, Perú, 1995) recibió mi visita tranquilo y con humildad. Lo
encontré entrenando en el Country Club de Piura. No tenía aires de
superestrella. Él sabía hacia dónde iba. Y lo supo desde muy pequeñito, cuando
agarró su primera raqueta de tenis a los 6 años. Muchos floreros y adornos
rotos daban cuenta de su ímpetu deportivo, en su humilde hogar del Asentamiento
Humano Chiclayito de Castilla (Piura), donde todavía vivía.
Su
talento para el tenis fue descubierto por su padre, Jorge
Panta Yarlequé, quien era su entrenador personal. “Desde que
lo vi jugar por primera vez… aposté por él y no me equivoqué”, contaba orgulloso.
Claro que no, y muestra de eso han sido las muchas medallas que ha logrado en
los diferentes torneos en los que participó a nivel nacional e internacional.
Brian
fue el número uno en Sudamérica (por varios años) y mantuvo un récord impecable
que muchos tenistas extranjeros ya quisieran tener. Ha sido admirado
internacionalmente por su excelente técnica y el coraje con el que ha afrontado
cada partido. La prensa especializada lo ha catalogado como el sucesor de Luis
Horna, el nuevo Jaime Yzaga, entre otros calificativos promisorios.
“¿Te
crees el sucesor de Horna o de Yzaga?”, le pregunté. “Puede ser”, me contestó. “Lo
importante es que lo demuestre y lo voy a hacer”, dijo el campeón. Lejos de
pisar huevos, Brian tuvo los pies bien puestos en la tierra, pero también
soñaba “con llegar hasta la luna, si es posible”. Una de sus metas ha sido
ubicarse entre los diez mejores tenistas del mundo.
Admira al suizo Roger
Federer “por su estilo elegante y porque es un
caballero”. Eso para él es muy importante porque cree que el tenista debe ser
un buen jugador, pero también una buena persona.
INDIFERENCIA y
discriminación
Para Brian nada ha sido fácil. No solo debió
vencer a sus rivales de turno, sino también a un rival mucho más grande: la
indiferencia de las autoridades que no le han brindado el apoyo necesario.
Indiferencia de algunas personas que lo han discriminado porque es un muchacho
de origen humilde, porque no es rubio, porque no tiene ojos verdes, porque es
provinciano o simplemente porque se apellida Panta y no tiene un apellido
pomposo como otros.
Ese rival ha sido quizás el más difícil de
vencer a lo largo de su carrera, porque no golpea con una raqueta, sino que
golpea fuerte en lo más profundo del alma. Experiencias tristes de este tipo
son muchas, pero él y su padre prefieren olvidarlas. Para qué recordar eso,
decían. Pero creo que es justo mencionar - aunque con vergüenza ajena - que en
su propia tierra le negaron la cancha para sus entrenamientos diarios. Que en
su propia tierra ni el gobierno regional, ni la Municipalidad le apoyaron, a
pesar que ha representado a Piura en el mundo.
Los esfuerzos de sus padres han sido extremos.
“Estoy endeudado. He hipotecado hasta mi casa y muchas veces hasta hemos dejado
de comer para financiar su carrera deportiva”, comentaba su padre y se le hacía
un nudo en la garganta. Pero tenía fe que el futuro será diferente y que esas
angustias se volverán sonrisas. Este deporte económicamente es caro y por eso
necesitamos el apoyo de todos para que el sueño de Brian no se trunque como ha
ocurrido con otros, mencionaba.
Como en la política, lamentablemente el deporte
también padece de esa terrible enfermedad llamada burocracia. La ayuda que a él
le llegaba de la Federación de Tenis fue muy poca. Solamente algunos dirigentes
o algunas empresas le han tendido la mano. Otros países le han ofrecido que
juegue por su selección (hablamos de Argentina y de Canadá), pero él se ha
negado y aún prefiere estar en el Perú. “Pero si la situación se complica no
descartamos esas ofertas por el bien de la carrera de Brian”, comentaba su
papá.
Tenistas de pura cepa
La familia Panta Herreros lleva el tenis en las
venas. El papá Jorge Panta Yarlequé fue tenista en su juventud y ha sido
entrenador en el Country Club de Piura. Brian tiene dos hermanos menores,
Patricia y Gianfranco, quienes le pegan muy bien a la raqueta. Patricia ha sido
la número uno en la categoría sub-12 a nivel nacional y Gianfranco ha sido
considerado un referente del tenis peruano a pesar de su corta edad.
Conversé con Brian un día antes que viajara a
la gira europea. Comparado con el fútbol esta gira “es como una liga de
campeones, donde compiten los mejores”, me comentaba su papá. Empezó en
Francia, continuó en Alemania, Holanda y culminó en Bélgica. Luego participó
del mundial de tenis en su categoría (en República Checa), algo que en el
fútbol no logramos desde hace muchos años y que Brian consiguió por segunda vez
en base a mucho esfuerzo.
Tras ese primer reportaje que le hice en 2009,
los reconocimientos comenzaron a llegar.
Versión original: © 2009 Intelta. Todos los derechos reservados.
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