miércoles, 25 de noviembre de 2020

Divino deporte

Desafía nuestra propia Creación, la mejora, casi nos da inmortalidad… ¿quién dijo que necesitamos alas para sentirnos como ángeles?

 


    una simple célula que no es nada simple. Al microscopio es una estructura redonda y frágil que guarda una complejidad de acciones y reacciones llamada “vida”. Vino de otras dos células progenitoras, tiene una combinación de ambas, y su unión sólo fue posible gracias a fluídos mayormente conformados por agua.

 

 Mientras crece está suspendida en un líquido que es, básicamente, agua, y todavía después de nacer dependerá de ella. Cuando se desarrolle de modo independiente, entre el 70% y el 80% de su constitución es agua; mas, no es su medio ambiente.

 

 La evolución y la genética nos enseñan que los seres humanos venimos del agua; y la biología, que somos ella mayormente. Pero, es imposible que podamos respirarla.  A pesar de esto, hay seres humanos que desafían su grado de adaptación y se relacionan con ella, hasta convertirla en otro medio de transporte sin más tracción que la de su cuerpo: se llama natación.

 

 A diferencia del resto de mamíferos –sin contar las ballenas, delfines y similares-, el ser humano no nada por instinto. A lo largo de la historia sobre la Tierra, fue una habilidad apreciada en varias culturas, y, especialmente, desarrollada en aquéllas dependientes de mares y ríos. De hecho, casi las tres cuartas partes del planeta son agua.

 


     La fuente de la juventud

La natación no es sólo competencia y marcas: proporciona la resistencia del atletismo, la masa muscular y ósea de las pesas, la eficiencia en la circulación sanguínea de los aeróbicos; pero, consigue más que eso. “Tengo 34 años de edad, pero cuerpo de 20”, nos confesaba hace nueve años el ahora terapista Christian Palacios… y no mentía, al punto que ha incursionado en algo tan exigente como una maratón, y llegó a la meta, no primero, pero tampoco rendido del todo.

 

 El riesgo de lesiones se reduce en el agua porque no existe fricción de ningún tipo, y la resistencia que ofrece ejercita mejor al cuerpo; por eso, tiene admirables efectos en la fisioterapia, especialmente cuando se la trabaja a diferentes temperaturas. El psicólogo Juan Carlos Torres afirmaba que la natación podría ofrecer una alternativa para tratar la depresión y el estrés.

 

 “El ejercicio libera hormonas, y la natación mucho más”, decía. De hecho, la actividad física suele generar nuestra propia adrenalina, dopamina, serotoninas, y hasta oxitocina.  Estas sustancias combinadas mejoran nuestra inmunidad y estado de ánimo, algo que no se puede conseguir con medicinas o suplementos. Algunos estudios sugieren que también retardan el envejecimiento del cuerpo humano.

 

 “Además el agua tiene un efecto relajante”, continúa; y, aunque Torres no sabía nadar, si hubiese tenido la oportunidad deaprender, hubiese procurado que la mayor parte de , o todo, su cuerpo esté en contacto directo con el líquido.

 

La natación parece resumir el propio misterio de lavida, que comenzó con aquella célula que flotó entre infinitamente pequeñas dobles moléculas de hhidrógeno más una de oxígeno. Es lo más cercano que tenemos a volar, sin alas, sin aire, y en un medio que no es nuestro, pero que nos domina. Ni el Génesis pudo ser tan poético.

 


    Hombre al agua

Sin ayuda de sirenas reales ni tiburones profesores, ingresé a una piscina por sorpresa. Un domingo, calor mediante, el paseo campestre y familiar fue la combinación perfecta para volverme, sin explicación alguna, en el alumno más aplicado de las clases de natación. Así comencé a los ocho años de edad. Ni siquiera imaginaba que ese chapuzón casual me atraería tanto al deporte del cronómetro.

 

Al principio costó por las tragadas de agua y el miedo; sin embargo, poco a poco, las cosas fueron más fáciles.  No soy nadador de profesión ni campeón olímpico, pero con los dos años de alumno nadador puedo afirmar que este deporte brinda algo más de lo imaginado.

 

Nadar en ese cuadrado lleno de agua incita libertad. Retar al miedo, que por lo general se apodera, mata al pesimismo. Y cuando la técnica aplicada  no se adecúa, te obliga a ser perfeccionista.  Obviamente que eso no lo dicen los boletines promocionando academias. Ni los entrenadores profesionales; pero implícitamente está allí, en el deporte de la rapidez.

 

Desde el gorro de silicona hasta el protector solar, la natación es toda una habilidad.  Premura, delicadeza, constancia son la combinación perfecta para imbuirte en esos litros de agua clorada. De hecho, todos la pueden practicar.

 

Entrenar fuerte es importante. Y eso es bien recompensado con un metal dorado y cinta incluida. Pero la natación esconde algo que lo descubres cuando la practicas.  Es hora de tomar las anchas, subir al tablero y escuchar el silbato. Estamos en el agua. Eso lo explica todo…

 

Producido por Luis Paucar, Nelson Peñaherrera, Luis Correa, Franco Alburqueque y Estany Tineo. Nota: No recomendamos iniciar una práctica deportiva, a menos que se tenga supervisión médica y profesional. © 2011, 2020 Asociación Civil factor Tierra. Todos los derechos reservados


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