martes, 17 de noviembre de 2020

Cuando la musculación deja de ser saludable

Cada centímetro de músculo que ganamos debería convertirse en un año más de vida; pero ¿es así?

 

Por Estany Tineo Alvarado

 


    Cualquier cuerpo musculado nos llama la atención. El solo hecho de que esté encima del promedio es motivo suficiente para  despertar nuestra curiosidad, admiración, o hasta envidia.  El desarrollo muscular está asociado con la salud. La lógica nos dice que si una persona es capaz de lograr cierta estética,  es porque ha seguido un régimen de actividad física y alimentación tan sana que otro resultado no se podía esperar.

 

Hasta hace cien años, ese razonamiento era totalmente válido. Pero, desde que comenzó la sintetización de alimentos orientados a estimular el desarrollo muscular, manipulando una parte o todo nuestro metabolismo, las cosas no pintan tan saludables.  “Los fisicoculturistas, en realidad, son personas enfermas”, aseveró Ramos Puig, especialista en musculación.

 

“Una persona que desarrolla sus músculos toma tanta cosa sintética que hace que su cuerpo deje de producir las mismas sustancias que se forman naturalmente dentro suyo“”, dijo ante un auditorio compuesto principalmente  por instructores de gimnasio.  “Entonces, como éste ya no produce sus hormonas, ese deportista pasa a depender de lo sintético si es que quiere conservar la forma”, agregó el 25 de marzo de 2011, en la ciudad de Piura, Perú.

 

Esto trae otro problema que desborda el terreno deportivo: el estrés. “Este deportista está tan preocupado de si gana o pierde masa, que termina agregando tensión sicológica, que disminuye su  rendimiento”, explicó Puig.  Esto decrece la masa muscular, y ahí comienzan los problemas de abuso de sustancias que se administran, sin control, con tal de compensar lo perdido, en algunos casos con marcadas dosis de ansiedad o pánico.

 

 Las consecuencias siempre terminan en la somatización del estrés. Una manifestación puede ser la hipertensión. Tras la charla a la que asistí, decidí tomarme una cremolada, mientras el resto de instructores me miraba con terror ya que la consideran una bebida prohibida.  Pero, esto es Piura, hace calor, y yo necesito algo helado y rico. Y no sería mala idea que siguieran mi ejemplo.

 


    Las espinacas de Popeye

Los alimentos sintéticos para deportistas, vendidos abierta o clandestinamente, están disponibles particularmente en los lugares donde los gimnasios han florecido más robustamente.  Muchos de ellos proporcionan energía extra para resistir el entrenamiento, reducen el índice  de grasa corporal mediante la eliminación de líquidos retenidos, y prometen el aumento de masa muscular. También están los que incrementan súbitamente energía y masa: los esteroides.

 

Como en casi todo el mundo, estas sustancias se consiguen a través de instructores o personas ligadas a los gimnasios.  Algunos instructores niegan su uso, pero reconocen su existencia. Muchos de estos productos no tienen restricciones legales en varios países y circulan entre ellos mayormente de contrabando.

 

En los Estados Unidos, la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) logró desarticular redes de tráfico de esteroides, que metían comprimidos e inyectables  desde el paso fronterizo Tijuana-San Diego, y los distribuía por toda la costa oeste, incluyendo Venice Beach, California, cuna del físico culturismo actual.  El FBI encontró que muchas de estas sustancias terminaban en manos de beisbolistas y jugadores de fútbol americano  famosos, quienes terminaron revelando que sus victorias venían con trampa.

 

No sólo los esteroides en todo el sentido de la palabra son peligrosos; muchos suplementos, cuando se vuelven adictivos, crean efectos secundarios que terminan en insuficiencias renales o trombosis coronarias.  El mismo Ramos Puig dijo que la ayuda sintética es buena sólo cuando es necesaria (ante la mirada atónita de muchos instructores), y en dosis reducidas.

 

Lo primero que se debe probar es el cambio por una rutina que privilegie los músculos más débiles con tal de conseguir armonía. Si eso no funciona, se puede considerar el suplemento. “Si se entrena para competición, los resultados se pueden ver en un año… o dos, dependiendo de la persona”, affirmó.  A pesar de ello, varios instructores insisten en que pueden conseguir logros en medio año; pero, esto sólo es posible con esteroides.  

 

El problema de su uso viene con el tiempo: cánceres súbitos, males hepáticos, dificultades congénitas, obesidad mórbida, sólo por mencionar el caso de Piura, Perú, que aún no ha sido investigado a profundidad.  “Por eso, muchos culturistas, en vez de ser símbolos de salud, terminan siendo las personas más enfermas del mundo”, concluyó.

 


    El complejo de Hércules

desde Grecia, la musculación masculina tenía que ver con una política de salud pública, que terminó creando un canon estético.  Con el tiempo, músculo se relacionó con fuerza, y ésta con poder; entonces,, en una sociedad marcadamente patriarcal, terminó siendo el símbolo de la masculinidad.

 

Especialistas como la psicóloga Marisa Bobadilla, del Programa de  Género de  Radio Cutivalú (Piura, Perú), subrayaron que el músculo no determina si un varón lo es en mayor omenor grado.  De hecho, propugna que la masculinidad –y la feminidad- tiene que ver con el desarrollo de competencias y talentos, y el modo cómo la persona las potencia en tanto sujeto activo para el desarrollo de una comunidad. Algo completamente extra-deportivo, pero cuya base es  el deporte.

 

Aún así, hay aficionados que siguen haciendo la relaciónm músculo=masculinidad, aunque muchos terminen pareciéndose a johnny Bravo, esto es, bien desarrollados de la cintura para arriba, pero pésimos del resto.  Ello se debe a un prejuicio generalizado entre alumnos –y varios instructores—que tacha de homosexuales a los varones que entrenan piernas.

 

Instructores de mayor experiencia, como el emblemático Lucho Bulnes, en la ciudad de Sullana, Perú, insisten en que la musculación debe ser integral, porque cada músculo tiene una función que cumplir.  Y en lo que respecta a las piernas (y glúteos), si no se las desarrolla como el resto del cuerpo, no podrán sostener eficientemente el peso del tórax.  Sobre el prejuicio, Bulnes ha dicho que es sólo eso: un prejuicio.

 

¿Cuántos instructores conocen de fisiología? Por ello, también es cuestionable la facilidad con que recomiendan sustancias sintéticas –cuando no, esteroides-  sin tomar conciencia, y sin advertir al alumno de las contraindicaciones, o los riesgos a corto y largo plazo. Afortunadamente, esta información más confiable sí está disponible, tal como ocurrió en la charla a la que asistí, o en sitios  de Internet.

 

El problema está en cómo se replica lo aprendido, y de qué manera se puede controlar que los gimnasios, sin dejar de lado el negocio, sean centros de salud, donde la gente gane vida… y no todo lo opuesto.

 

Producido y editado por Nelson Peñaherrera y Estany Tineo. Con aportes de Luis Correa yJuan Carlos Torres. NOTA: No recomendamos el uso de cualquier suplemento o aditivo hormonal si no es prescrito por un médico de confianza.

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